sábado, 27 de noviembre de 2010

La bebida


Entre tu y yo, a ambos no nos separan ni muros, ni alambres de espinos, ni murallas, ni el olvido por mi deseado, solo veo un mar inmenso salado por mis lagrimas y amargo por las hieles que mi corazón supura donde tus labios lo besaron, lo mordieron, besos convenidos, mentirosos , sí los mismos que me alegraron y que ahora son malditos e imposible de desterrar de mi pecho.

Recuerdo tus curvas, tu finura que salta a la vista, recuerdo tu aroma y el sabor de tu boca, tu frescura, tu calor, tu prestancia, tu prontitud en alegrar mi corazón, amante que dejé, amante que ame y amo, amante que me atormentó y me atormenta. Tu hiciste mis palabras insensatas y tu recuerdo las hace cada día más triste.

Pero, te miro y balbuceando, no puedo echarte en cara nada, te he conocido, pago por ello y ahora que estás prohibida para mi, más te deseo y este deseo brota en mi rostro con surcos que la tristeza dibujó, la nostalgia inunda mi alma y si otros disfrutan de ti, a mi solo me queda el horror de contemplación y la lucha de matar a mis deseos, adios y siempre presente en mi sin ser bienvenida, no dormiré más en tus mares y tus curvas sino es para no despertar.


3 comentarios:

  1. PIYAYO:
    ¡Pues yo me he enterado de todo, todo y todo!
    Salu2 sobrios.

    ResponderEliminar
  2. Animo, abuelo, recuerda tu lema, "" luchar hasta la muerte "". Tu pon el cuerpo y el Señor se ocupa del resto. Te quiero

    ResponderEliminar
  3. Gracias ¿-----?¿Chiqui? ojalá fuese mi Pablo

    ResponderEliminar