Mi nieto Pablo

“¿Que tengo yo que mi amistad procuras?”
Aunque le levante la voz, ya sea por su bien o por mi carácter impulsivo, todo me lo perdona con ojos llorosos y un beso.
Aunque no le de todo lo que me pide, todo lo entiende con un puchero y un beso. Aunque algunas veces me plante cojones y quiera gobernar mi casa, mi corazón y yo no lo consienta, siempre viene a mi casa y me da un beso.
Aunque yo vaya a su casa y me diga que todo es suyo, él si me lo da todo y me da besos, ese es mi nieto Pablo, me da besos con mocos, besos con chocolate, besos con papillas, el me los da siempre.
Me duele algo, me besa, quiere algo me besa, le niego algo y me besa, es un encanto su inocencia, jamás me niega un beso.
Le pido algo y el se lo saca de la boca y me lo ofrece para mi, cosa que yo no puedo hacer.
El se sorprende de mis torpes trucos de magia, el se maravilla de una mariposa, le fascina la más simple criatura, siempre quiere jugar, siempre quiere actividad, el me quiere a su manera y yo lo quiero con locura, yo soy su juguete y el es mi delirio.
Es blanco de más, una blancura melancólica, como si adivinara que la vida es dura y que ha de aprovechar su niñez.
“Ni que el viento lo toque, porque pena de muerte tiene el viento si lo toca”