lunes, 5 de agosto de 2013


                                                        Me enamoré de una monja

Yo confieso que a la edad de nueve años, enamorarse es difícil, pero lo que sentí fue algo parecido a lo que sentí cuando conocí a la mujer que para mi es única y la única que aguantaría por amor a un ser humano como yo. Digo algo parecido porque siempre queria estar en el colegio, siempre se me acortaba el tiempo y me entristeció mucho su partida y a esa edad  las hormonas respetan la inocencia de un niño.
Corria por mis venas sangre con historia y a mis nueve años apareció en mi vida, en mi colegio, una monja Madre Rosa Ponsatí Frigola, catalana, de Santa Coloma de Farners,con la poca liga que he hecho yo con los catalanes, ya que mi servicio militar lo hice en esas tierras por obligación teniendo ya esposa y   enferma y una hija, no es la mejor condición para hacer amigos si uno es orgulloso y otros soberbios o viceversa.
Mi monja era bella, de sonrisa plena,fácil,esbelta,andares elegantes,amaba su trabajo y la autoridad que ejercía jamás era y jamás fue agresiva, lo digo yo, que era un matagatos,apedreaba perros,ponia trampas y más cosas que no esta bien confesar, aunque a la edad de cincuenta y cuatro años que tengo, los crímenes contra la lesa animalidad creo han prescrito. Pero con ella me portaba como un angelito y si alguna vez me regañaba cosa merecida, me clavaba un puñal en mi pecho el solo verla por mi causa enfadada.
Yo que huía de los primeros bancos del colegio, con esa monja siempre fue mi interés escoger el primero, para verla de cerca, me embelesaba oyéndola,sus rosetones grandes en la cara denotaban fuerza de mujer y rebozaban juventud,además detonaban en mi un sentimiento de admiración y ternura,todo lo que enseñaba lo aprendía, aprendí a dibujar mapas de España con sus rios de memoria, sus capitales,sus provincias y aprendí a mirar y admirar la belleza femenina. Quizás por haber sido destetado demasiado tarde, no se, siempre me han gustado los regazos de mujer, su calidez,su grandeza,su comodidad para descansar y eso solo los llegué a imaginar y sin pensamientos impuros, solo pensaba en su suavidad y ternura, en descansar y dormir en ellos, obsesión que aún tengo y no por diario me deja de ser placentera y dulce, claro con mi santa esposa.

2 comentarios:

  1. Piyayo:
    Siempre ha habido una maestra que nos ha hecho tilín tilín.
    Salu2 tintineros.

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  2. Mi esoosa se ha enfadado por escribir estas cosas, pero ya me duelen menos las regañuzas

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